Miss UnGravity

domingo, 23 de noviembre de 2008

Fecha de caducidad

...y a veces ni sabes, ni quieres saber.
Aunque no es este el caso.

Cierto es, que no sé, pero soy una curiosa, siempre lo he sido, y siempre lo seré.

Sí, la curiosidad es parte de mi forma de ser, de actuar, y de sentir, si me apuras...

Tengo la manía, fíjate tú, de querer saber el por qué de las malas contestaciones cuando se dan, de los ojos cuando caen, de los abrazos repentinos, de los besos cuando no se dan; y de las palabras dulces cuando se regalan.

Porque sí...esas se regalan.

Quizás es por eso que, en la mayoría de situaciones no soy capaz de soltar un "ai dont ker", y ahí te quedas.


http://goear.com/listen.php?v=4371015

martes, 26 de agosto de 2008



Es cierto que es incierto el caminar de uno mismo.

Y por alguna regla matemática que hace mucho que no uso, me aventuraría a decir que si se suma otro a ese mecanismo individual que es la persona, más incierto debería ser.

Pero no me hagáis mucho caso, fui reconocida como "de letras" y ahora lo soy como "de artístico".

Por esto soy más de escribir textos de infinitas palabras y orden indeterminados, o de pintar en una hoja mil garabatos y culminar la faena con mi corta firma.

De escupir palabras que acaban siendo pinceladas de un "cuadrucho" que seguramente acabe con los deshechos del día, o en una tienda de antigüedades, cuando pasan más de veinticuatro horas.

Será también porque los números me sofocan y termino vislumbrando sólo borrones de una serie interminable de juegos de lotería que nunca resultan ganadores.

Las matemáticas nunca fueron mi fuerte...

Así que...

¿Quién dice que lo incierto de mí y lo incierto de ti no puede acabar siendo lo cierto de los dos?

domingo, 3 de agosto de 2008

De pronombres...¿posesivos?

No los necesito, ¿sabes?.
Más que nada porque ni he nombrado ni lo pienso hacer.
Y los pronombres son eso.
Partículas que sustituyen a algo nombrado anteriormente.

Y yo estoy harta de partículas particulares que me digan que esto es tuyo, y eso mío.
Ni nuestro.

Me niego a seguir gastando tiempo y energía en algo que ni lo merece, ni lo merecerá.
Porque realmente cuando se aparecen juntas las dos caras de alguien es cuando se desfigura.

Y no quiero volver a tener ganas de desfigurar la desfigura de nadie.

miércoles, 23 de julio de 2008

Todo formaba parte de un plan retorcidamente estratégico.
Era tan surrealista como el cómic de superhéroes y heroínas más infumable que se haya tragado nadie jamás.

Sólo que ésta vez ni el superhéroe salva al mundo, ni se queda con la chica.

La chica ha resultado ser una mujer que, a pesar de llevar un body a rayas blancas y azules, una corona con su estrella, unas botas de charol blancas, y una estupendísima capa roja, ha sabido ver más allá del infinito.

Ya no pregunta qué más veces de las estrictamente necesarias, se ha dado cuenta que si hay que reincidir en la cuestión, sólo se busca por parte del otro, que se dé demasiada importancia a cosas que a ella, ni le van ni le vienen.


Y a todo esto el Superhéroe...

Ahí está, sentado en un bordillo, dándole la última calada a su supercigarrillo, antes de estamparlo contra el suelo, y proceder a destrozarlo con sus inmaculadas botas, ésta vez de charol rojas.

La capa tiene un siete tremendo, y los botones de su muñequera, que antes le permitían hacer cosas tan geniales como lanzar rayos láser a los malos, o llamar, sin pagar un céntimo al espacio sideral, ahora están roídos del uso, y como se puede deducir, sólo le permiten llamar al teléfono de atención al cliente de su operadora, que, dicho sea de paso, le despluma mes a mes.

Y le queda todavía, ordenar, a poder ser, el mayor caos que se ha encontrado nunca.


El de su cabeza.